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Campus Santiago

UVerde realiza su primera clase magistral enfocada en la importancia de los océanos

22 Jun 2021

Con la participación de más de un centenar de personas de distintas edades, la iniciativa UVerde de la Universidad de Valparaíso llevó a cabo su primera clase magistral en línea, abierta a la comunidad y gratuita, bajo el título “Océanos: desde la biología hasta la ingeniería”.

En la instancia, expusieron en conjunto Pilar Muñoz, académica de la Escuela de Biología Marina y directora de Extensión y Comunicaciones, y Mauricio Molina, profesor de la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica y director del Sistema de Alerta de Marejadas, ambos de la Universidad de Valparaíso.

En la ocasión, explicaron con apoyo de datos científicos y económicos la importancia del océano para el planeta y la humanidad por sus funciones biológicas y servicios como trabajos, transporte (la mayor parte del comercio exterior y cerca de 60 mil barcos en el mundo), energía, protección costera y lugares para el descanso y el turismo (vacaciones). Por lo mismo, recalcaron que se debe tener una mayor conciencia sobre la necesidad de cuidarlo y las amenazas que hoy enfrenta, entre ellas el cambio climático y la contaminación (residuos y agua de lastre de buques que actúan como vector de especies invasoras, como el cólera y la marea roja, entre otros).

Pilar Muñoz enfatizó que todos los recursos que entrega el océano “nos permiten desarrollarnos de manera sustentable, nos ayudan a combatir la pobreza, a tener una mejor salud y protegen a las zonas costeras contra los desastres naturales”.

En el ámbito del empleo, por ejemplo, Asia es el continente que más desarrolla la pesca y la acuicultura en el mundo, de acuerdo a la FAO (2020). Y en Chile se desempeñan 92 mil pescadores artesanales y 11 mil trabajadores portuarios, quienes operan 12 mil 750 embarcaciones, 467 caletas oficiales y 57 puertos, según datos de la Subsecretaria de Pesca y del MOP (2021), que se señalaron en la jornada.

Oxígeno, biocombustible y defensas naturales

La académica destacó también el papel de las algas marinas, el que muchas veces es desconocido, dado que no solo generan oxígeno y capturan carbono gracias al proceso de fotosíntesis, sino también se ha demostrado que algunas especies pueden producir biocombustibles.

La bióloga marina, quien se ha especializado en el estudio de este tema, explicó que “hay tres formas en que se pueden obtener combustibles a partir de las algas marinas”. Indicó que la primera es la fermentación de la biomasa para lograr bioetanol, lo cual ya se ha probado con el alga invasora Gracilaria salicornia. Otra forma es ocupando especies de algas que produzcan lípidos para obtener biodiésel, como ocurre con la microalga verde Botryococcus braunii. Y una tercera manera es usar ciertas algas que tienen la capacidad de producir hidrógeno (Fucus serratus, por ejemplo).

Por otro lado, explicó la profesora Muñoz, los manglares, arrecifes de ostras y de coral (primera línea de defensa para 63 millones de personas alrededor del mundo) y bosques de macroalgas -estos últimos presentes en Chile- actúan como defensas naturales para reducir el impacto de inundaciones, erosiones y tormentas, lo cual a su vez permite ahorrar dinero por destrucción de la infraestructura.

Al respecto, el profesor Molina recordó el deterioro que se ha observado en las costas de la Región de Valparaíso por la acción humana, por ejemplo, en la playa Papagayo en Quintero, debido a la extracción de algas que actuaban como rompeolas. Y advirtió que actualmente la extracción desregulada de áridos es un factor que podría empeorar la situación de las playas.

Pilar Muñoz puso de relieve que debemos cuidar el ciclo del agua, ya que los ríos y lagos que desembocan en el mar llevan minerales, nutrientes y sedimentos, por lo cual “no es agua perdida”, de modo que si estos se alteran “obviamente también se va a afectar el sistema costero y oceánico”.

Energía renovable

En cuanto a las oportunidades de generar energía renovable en el mar, Molina planteó que la energía mareomotriz se produce por el movimiento de las corrientes marinas, pero este potencial no es constante y se da solo en ciertos lugares del extremo sur de Chile (en el canal de Chacao, por ejemplo).

Sin embargo, el ingeniero civil oceánico explicó que la energía undimotriz, que aprovecha el movimiento de las olas, representa un potencial interesante para nuestro país. Relató que en abril de este año ya se instaló un dispositivo frente a Las Cruces, un proyecto de MERIC (Marine Energy Research & Innovation Center) que aprovecha la energía para alimentar los instrumentos que miden corrientes, oleajes y otros aspectos.

“Este dispositivo tiene la potencialidad de escalarse y replicarse en otros lugares, aunque todavía es una energía que está en desarrollo y es demasiado cara”, dijo.

“En 2016 desarrollamos un estudio para caracterizar el potencial energético por oleaje. Y Hanga Vinapu, en Rapa Nui, resultó ser uno de los lugares que tiene mejor posibilidad de desarrollar energía marina para la isla y es más atractivo comercialmente”, considerando que en la actualidad esta zona se provee de energía a partir del petróleo que es trasladado desde el continente.

Si bien aún falta un mayor desarrollo, a juicio de Molina “la energía de las olas podría ser una realidad para Chile, considerando que somos uno de los tres países con mayor cantidad de energía por oleaje en el mundo”, subrayó.

Creciente comunidad

La clase magistral, organizada por UVerde, contó con la colaboración de la Unidad de Medio Ambiente y Sostenibilidad (UMAS) de la UV y de los campus Santiago y San Felipe. La moderación estuvo a cargo de Priscilla Berríos, secretaria ejecutiva de UVerde e integrante del equipo de UMAS. También colaboró con este evento José Barría, presidente de la ONG Ecomar.

El público se mostró muy interesado en el contenido de la clase, que demoró poco más de una hora, respondiendo encuestas interactivas y formulando varias preguntas.

Esta iniciativa se inspiró en el “Día Mundial de los Océanos”, que se celebró recientemente, considerando también las inquietudes de la creciente comunidad que participa en las actividades de UVerde.