Skip to main content

Campus Santiago

“La inflación afecta con especial énfasis a la gente que tiene menos recursos”

13 Abr 2022

La inflación en Chile alcanzó niveles preocupantes y ya está rozando el 10% en doce meses. Ante esta situación, el gerente de Estrategia y Comunicación de Política Monetaria del Banco Central de Chile, Enrique Orellana, manifestó que es muy relevante que se pueda controlar pronto el fenómeno inflacionario en el país, dado que el aumento de precios en la economía se puede entender “como un impuesto que afecta con especial énfasis a la gente que tiene menos recursos”.

Así lo señaló en el marco de la conferencia “El primer IPoM de 2022. Principales conclusiones y proyecciones económicas”, que organizaron el Campus Santiago, las escuelas de Ingeniería Civil Industrial e Ingeniería Comercial de la Universidad de Valparaíso y el Banco Central de Chile.

El economista agregó que “al final del día la capacidad de protegerse de la inflación es directamente proporcional a cantidad de recursos que se tienen (…) Por lo mismo, debemos entender cuál es la relevancia que la inflación esté controlada y estable”.

Al evento, que se realizó el lunes 11 de abril con una gran convocatoria, asistieron la decana subrogante de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas (FACEA), Jeannette Rodríguez; la directora del Campus Santiago, Valeria Scapini; académicos/as y estudiantes. En tanto que, como conductores de la conferencia, participaron los jefes de carrera de Ingeniería Civil Industrial y de Ingeniería Comercial en la capital, José Irrazabal y Juan Egaña, respectivamente.

“Un cerro de gastos”

Cabe recordar que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anotó un alza de 1,9 por ciento en marzo según el INE, cifra que sorprendió al mercado y que significó un incremento de 9,4 por ciento en doce meses.

“El principal aspecto que recoge el Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo es que lo que tenemos en Chile es un problema inflacionario importante. En marzo la inflación fue 1,9%, lo cual es una cifra elevadísima y por sobre lo que esperábamos, considerando que la meta de inflación del Banco Central es lograr 3% en dos años”, puntualizó Orellana.

El ejecutivo indicó que luego del reciente aumento de la tasa de política monetaria (TPM) de 5,5% a 7% -que ha sido de los más elevados a nivel global- la expectativa es que “la inflación va a tener una baja significativa en la última parte del año” para “llegar a 5% a 6% anual” con miras a alcanzar el rango meta del Banco Central “del 3% hacia fines de 2023 o principios de 2024”.

Esta proyección se fundamenta principalmente en que debería haber una importante contracción del consumo privado este año (-0,3%) y el próximo (-1,1%), considerando que 2021 este ítem registró un fuerte crecimiento (en torno al 23%), lo que se atribuye a los apoyos económicos gubernamentales y los retiros de fondos de las AFP, en un contexto de pandemia, lo cual provocó lo que Orellana denominó un “cerro de gastos”. El economista recordó que en 2021 “en un periodo muy corto de tiempo -de cuatro a seis meses- a la economía le ingresó un schok de ingresos equivalente a unos 30 puntos del PIB”.

Explicó que uno de los “indicadores interesantes” que se han visto tras el aumento de la TPM ha sido una mayor tasa de ahorro. En las encuestas, por otro lado, las personas creen que el alza de la inflación es un fenómeno transitorio y que se revertirá en los próximos trimestres. Por lo tanto, no han modificado mayormente sus hábitos de consumo.

Orellana planteó que la tasa de política monetaria tiene mucho impacto en las tasas de corto plazo de la banca (treinta, sesenta días, uno o dos años), pero no así con los créditos de largo plazo, como los hipotecarios. Estas últimas han sido afectadas en los últimos dos años y medio “por los retiros y el mayor endeudamiento fiscal, que ha producido una baja muy significativa de los recursos disponibles para financiar créditos de personas a largo plazo”.

A nivel internacional, en tanto, también se ha visto un aumento de la inflación debido a factores como la menor producción por la pandemia, el crecimiento del costo del transporte marítimo y el impacto en alimentos como el trigo por el conflicto Rusia-Ucrania. De todos modos, en las proyecciones del IPoM se prevé que los precios de las materias primas deberían bajar, así como la “recomposición y reestructuración de las cadenas de suministro locales y globales, lo que también disminuirá los costos asociados”.

En ese sentido, indicó que el horizonte de menor inflación se debe ir revisando cada cierto tiempo, dado que si las condiciones actuales se deterioran, las proyecciones también cambiarán. Por ejemplo, que el gasto fiscal se reduzca respecto del año anterior y no siga creciendo o no hayan nuevos retiros de fondos de pensiones.

Señales negativas

Por otro lado, como señales negativas del IPoM destacan los indicadores de “inversión”, en los que se observa una mayor debilidad, especialmente la que se relaciona con construcción y obras, y las perspectivas de empresas y consumidores se han vuelto más pesimistas.

En materia de empleo, Orellana manifestó que es complejo anticipar con exactitud lo que pueda ocurrir, ya que persisten varias incógnitas con respecto a la oferta, la demanda y propuestas políticas, como el aumento del sueldo mínimo. De momento, se observa que “la oferta de trabajo ha seguido recuperándose, mientras que la demanda se ha estabilizado. El descalce entre oferta y demanda ha vuelto a presionar al alza los salarios”, según una de las láminas que presentó durante su exposición.

Consultado sobre si la fijación de precios podría ser una alternativa viable para controlar la inflación, el economista del Banco Central dijo que es una idea bastante discutible por las inequidades que puede provocar, así como por el riesgo de que se genere un “mercado negro” con productos escasos.