Expertos analizaron razones de fondo e implicancias globales del conflicto Rusia-Ucrania
El conflicto que se originó tras la invasión de Rusia a Ucrania no solo ha sembrado muerte y destrucción, sino también ha causado migraciones forzosas que ya alcanzan a cuatro millones de personas. Asimismo, ha instalado un ambiente de mayor incertidumbre política y económica internacional.
Las razones de fondo de esta guerra y sus implicancias globales fueron analizadas por Guillermo Holzmann, analista político y académico de la Escuela de Administración Pública de la UV y Quentin Weiler, jefe de Delegación Adjunto en la Delegación de la Unión Europea en Chile, en la conferencia “Conflicto Rusia-Ucrania y sus consecuencias”, organizada por el Campus Santiago y las escuelas de Administración Pública e Ingeniería en Negocios Internacionales.
Los expertos coincidieron en que las razones utilizadas por Rusia para emprender su acción militar contra Ucrania no tienen fundamento, pero expresaron un enfoque distinto para interpretar el conflicto desde una perspectiva más amplia. Para Holzmann se podría tratar de un “choque de civilizaciones” entre Rusia y Occidente, mientras que Weiler cree que es una confrontación de modelos entre el “autoritarismo” ruso versus las democracias del mundo.
Ambos analistas consideran que el mejor escenario es que este conflicto se resuelva por la vía diplomática y con mayor equilibrio de fuerzas, pero no prevén que se pueda detener en un corto plazo, dado que hay muchas variables que están en juego.
La actividad contó con la conducción de los jefes de carrera de Administración Pública e Ingeniería en Negocios Internacionales Osvaldo Pizarro y Daniel Ferreira, respectivamente, además de la participación de la directora del Campus Santiago, Valeria Scapini, académicos/as y estudiantes.
Características de la guerra
Guillermo Holzmann calificó como “falsas argumentaciones” las de Rusia en cuanto a que su ataque de febrero de este año haya sido para proteger a las provincias separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, una zona que desde 2014 ya vivía un conflicto que ha costado 14 mil vidas. “Ya se sabía desde noviembre del año pasado que el despliegue de tropas de Rusia alrededor de la frontera de Ucrania no era un acto solamente de ejercicios militares, sino que tenía otro objetivo”, dijo.
Por lo tanto, a su juicio, “la invasión de Rusia a Ucrania no fue un hecho improvisado ni una decisión unipersonal de Putin y corresponde a un proceso que podemos ver en el 2014 con la anexión de Crimea a Rusia. Pero yendo más atrás vemos la desintegración de la Unión Soviética el año 1989 y hasta el siglo XIII del imperio zarista”
Holzmann explicó que el conflicto entre Rusia y Ucrania puede ser considerado una “guerra híbrida”, ya que las batallas no solo se libran “con armamento convencional, sino porque está muy presente también la desinformación y los ataques cibernéticos para anular la infraestructura o el mando de control de Ucrania”.
Asimismo, señaló que es una guerra asimétrica, ya que quien responde a la agresión no es solo Ucrania, sino también el conglomerado que es Occidente (Estados Unidos, Unión Europea, Reino Unido, la OTAN), que ha optado por la estrategia de no enfrentarse directamente a Rusia. En cambio, le ha entregado a Ucrania apoyo en tecnología bélica para defenderse, y sanciones políticas y económicas a Rusia, incluyendo medidas que han tomado distintas empresas privadas.
Por su parte, Rusia negocia pero sin hacer un alto al fuego, “por lo cual no es una negociación. ¿Con quién está negociando realmente? Podría ser con Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN, Reino Unido o con ninguna de la anteriores”. Según Holzmann, Rusia busca un interlocutor válido o destrabar el conflicto con algún mediador que no está claro qué país podría ser. Se ha hablado de China o de India, por ejemplo.
En opinión del académico de la UV, los objetivos de largo plazo de Rusia no se refieren solo a Ucrania, sino también apuntan a revivir a la “Gran Rusia” y confrontar culturalmente a la civilización occidental -y su democracia- para lograr un mundo multipolar.
“La pregunta es si Putin ¿tendría razón en cuanto a que la democracia está en debacle más allá de que estemos o no en desacuerdo con la invasión rusa a Ucrania? ¿Qué está en juego realmente acá? Y la conclusión que sacamos es que Ucrania es el tablero de ajedrez y las piezas que están sobre ese tablero son lejos las de todo el mundo porque se busca un nuevo equilibrio a nivel global”, sentenció.
Una tragedia mundial
Quentin Weiler arrancó su ponencia dejando en claro que “esta guerra es totalmente ilegal, injustificada y no provocada. Ilegal porque viola la Carta Magna de Naciones Unidas, el derecho internacional; no provocada, porque no es que Ucrania haya comenzado la guerra o quiso hacerla; injustificada, porque lo que hemos visto es una guerra trágica, donde en ciudades como Bucha ya se puede hablar de crímenes de guerra”.
En cuanto a la crisis de refugiados, comparó que la crisis en Ucrania en solo seis semanas ha obligado a cuatro millones de personas a huir del país, mientras que en Venezuela han sido seis millones pero en seis años y en Siria seis millones en diez años.
El jefe de delegación adjunto de la Unión Europea en Chile explicó que las consecuencias de esta guerra son trágicas no solo para Ucrania, sino también para todo el mundo. Y estos impactos son políticos por la violación de Rusia al derecho internacional; económicos, dado que este país de Asia es un importante exportador de energías de origen fósil (petróleo y gas), y de seguridad alimentaria, debido a que Rusia y Ucrania son exportadores relevantes de trigo, del cual en ciertos países de África dependen hasta en un 50%, por ejemplo.
Weiler manifestó dudas sobre la tesis de la confrontación entre civilizaciones que relevó Holzmann. “Hay que pensar que es un choque de modelos, porque Rusia se está convirtiendo en un régimen autoritario, si no totalitario. De hecho, los enemigos de Rusia son cuarenta países que tienen el más alto nivel de democracias. Al fin del día no es un choque entre Occidente y Rusia, porque eso significaría que parte del mundo evitaría condenar esta guerra y sus implicancias”.
Ejemplificó que la mayoría de los países condenó la agresión de Rusia y solo cuatro no lo hicieron, coincidentemente los que tienen regímenes totalitarios (como Corea del Norte). “No hay que justificar de ninguna manera lo que está pasando. Es muy importante que haya una reacción internacional frente a esta invasión injustificada e ilegal”, destacó Weiler
“No es una guerra justa, es una guerra para destruir un país democrático y soberano. El presidente Putin subestimó dos cosas: la reacción de Ucrania -de su presidente y su pueblo- que ha resistido de manera impresionante, como una prueba de que la identidad ucraniana existe siglos antes de la creación de Rusia misma (…) También subestimó la capacidad de la Unión Euroea de reaccionar frente a esta invasión (…) con decisiones muy rápidas, paquetes de sanciones económicas muy duras y apoyos financieros y humanitarios a Ucrania como la directiva de protección temporal para acoger a refugiados y, por primera vez en su historia, proporcionar armas a un país tercero en situación de guerra para que pueda defenderse”, arguyó.
Respecto de las sanciones económicas, Weiler reconoció que algunos países de la Unión Europea como Lituania, Eslovaquia, Alemania o Italia dependen bastante del gas y el petróleo ruso, por lo que la decisión de cortar el suministro es complejo y tendría un tremendo impacto en la ciudadanía. Sin embargo, indicó que se está trabajando en el bloque para acelerar la diversificación de fuentes, aumentar la eficiencia energética y potenciar las energías renovables. Estas medidas sumadas permitirían bajar en dos tercios la dependencia del gas y petróleo de Rusia.
“Hay que aumentar la presión sobre Putin para acordar un alto el fuego. La salida a este conflicto debe ser la diplomática. Pero estamos tratando de asegurar que Ucrania se siente a la mesa en una posición de fuerza y no en una completamente debilitada que la haga aceptar cualquier cosa de parte de Rusia”, sostuvo el máster en Relaciones Internacionales de la Unión Europea.