Ingeniería Civil Oceánica trabaja en plan de continuidad de negocios para el puerto de Iquique
Todo nació por un manual para escolares.
Tras el terremoto y tsunami del 2010, la JICA (Agencia de Cooperación Internacional de Japón) le solicitó a la Universidad de Valparaíso que hiciera una traducción al español de un libro para niños en que se les explicaba de qué se trataban los maremotos y cómo actuar frente a ellos.
Paralelamente, investigadores de la escuela de Ingeniería Civil Oceánica de la UV viajaron a la isla de Juan Fernández para hacer mediciones tras el tsunami y estos datos les fueron solicitados por académicos de la Universidad de Kyoto, que trabajaban en la elaboración de planes de continuidad de negocios (BCP, por sus iniciales en inglés) para puertos víctimas de desastres naturales.
Con esas vinculaciones, la idea de implantar un BCP en Chile era casi ineludible. Y así ocurrió: hace dos años la JICA, la Universidad de Valparaíso, la Universidad de Kioto y el gobierno chileno a través de la Dirección de Obras Portuarias comenzaron a trabajar en un proyecto de cuatro años que permita crear un plan de continuidad de negocios para los puertos nacionales. Y como había que trabajar en terreno, con datos reales, se eligió un terminal y ese fue Iquique, ante la certeza general de que tarde o temprano podía ocurrir un tsunami en el Norte Grande.
En términos simples, un BCP es una hoja de ruta que permite continuar las operaciones bajo condiciones adversas e incluso catástrofes, ya que establece protocolos, manejo de riesgos y líneas de acción a seguir en caso de interrupción de suministros o destrucción de infraestructura. En el fondo, es un plan de resiliencia. Y aunque el reciente terremoto en el norte de país se produjo en momentos en que el trabajo conjunto entre Chile y Japón aún está en desarrollo, los problemas que ha generado en la operación del puerto dan aun mayor validez y sentido al proyecto. De hecho, ya hay interés del puerto de Valparaíso por crear un BCP específico para ellos.
La idea es que estos BCP vayan siendo incorporados a los distintos puertos del país, ya que al margen del reconocimiento oficial o no que pueden tener, son una garantía para los eventuales clientes. Por ejemplo, si un exportador necesita embarcar su producción y maneja dos alternativas de puertos, el puerto que tiene un BCP es una mejor opción, ya que le da mayores garantías de continuidad de operaciones en casos de desastres que otro terminal que no lo posee. En un futuro no demasiado lejano, el BCP vendría a ser una especie de acreditación para los puertos.
Por parte de la UV participan en el proyecto los profesores Mario Beale, Felipe Caselli y Mauricio Reyes y por la Universidad de Kyoto el encargado del equipo es el doctor Kenji Ono, quien elaboró y diseñó esa metodología. “Lo que nosotros estamos haciendo es aplicar esa metodología a la realidad chilena. Se hacen reuniones periódicas y cada cierto tiempo vienen a Chile los profesores japoneses para analizar los avances. Luego los equipos de investigación del proyecto viajan a Iquique para reunirse con todos los actores y también profesores de nuestra universidad viajan a Japón para continuar allá la investigación. El BCP es un documento, una metodología que puede ser replicada en cada puerto y a cada uno de los actores que allí intervienen. Una vez terminado el documento se le entrega a las autoridades, en este caso a la Dirección de Obras Portuarias, pero a medida que se avanza en la investigación se van compartiendo los avances con los actores, ya sea el puerto de Iquique, la comunidad, la municipalidad o los seremis”, explica el profesor Beale.
Recientemente se realizó en el Ministerio de Obras Públicas, en Santiago, un seminario en el que se dieron conocer los objetivos principales y las acciones que contempla el plan. En la oportunidad estuvo presente el doctor Ono, quien tras exponer sobre la experiencia japonesa comentó que “la preparación de un BCP no es el fin sino que el inicio del plan de continuidad de las operaciones, porque debe ser revisado y mejorado continuamente. En Japón funciona como una iniciativa más bien privada, ya que si bien es de beneficio para el país y es importante que los gobiernos locales lo manejen, los grandes beneficiados son las organizaciones locales de negocios. Las entidades comerciales y los clientes son los que más en serio deberían tomar esto. Así funciona en Japón, al menos”.
En dicho seminario el encargado de exponer en nombre de la Universidad de Valparaíso fue el profesor Felipe Caselli, quien explicó que “cuando comenzamos a trabajar con la JICA decidimos que todos los programas pilotos se enfocaran en Iquique debido a este silencio sísmico que presagiaba una evento magnitud, como finalmente se produjo. El supuesto sobre el que trabajamos fue que si lográbamos recuperar rápidamente las plataformas sobre las cuales se desarrolla gran parte de la economía de una ciudad podíamos levantar la economía de esa urbe. Si tenemos un BCP que considera los riesgos que existen, entonces podemos determinar las acciones previas a tomar”.
“Lo que se pretende es generar una metodología, crear un marco general que cada puerto pueda aplicar a su realidad particular. Y uno de los primeros pasos es individualizar bien a cada uno de los actores que operan, lo que incluye también a los clientes. Por ejemplo, en el caso de Iquique el principal cliente es Bolivia entonces el BCP una de las cosas que hace es determinar cuánto tiempo ese cliente puede esperar, en el entendido que Iquique no es el único puerto que puede atender a sus demandas. Se identifican los negocios y se priorizan de acuerdo a ciertos criterios, como el impacto específico de la actividad portuaria en el desarrollo sustentable de la economía local o el riesgo de perder un negocio por la paralización de actividades. Otro elemento clave es tener claridad de los recursos con que contamos, porque eso nos permite planificar acciones. Lo importante es involucrar a todos los actores y en algún momento crear un consejo de enlace entre todos ellos, como ocurre en el puerto de Hiroshima, en Japón, ya que así se evitan problemas como el que hoy existe en Iquique, donde la Zofri ha presentado que han repercutido en el funcionamiento del puerto. Esa participación de todos los actores impide que el BCP se transforme en un mero documento académico que nadie usa”, profundizó el profesor Caselli.
“Tiene una gran importancia para la universidad y específicamente para la escuela de Ingeniería Civil Oceánica el trabajar en proyectos estratégicos a nivel país. Es parte de la universidad el contribuir al desarrollo nacional y regional y creo que aquí se está cumpliendo plenamente. Esta iniciativa la hemos desarrollado con la JICA y otras universidades, pero hemos llevado nosotros el liderazgo y casi todos nuestros académicos están involucrados. Nuestra idea es llegar luego al puerto de Valparaíso y ojalá a los puertos a lo largo de todo el país”, comentó Sergio Bidart, director de la escuela de Ingeniería Civil Oceánica de la UV.