Analistas internacionales enfatizan que debemos adaptarnos a un mundo “disruptivo” y en “transición” hacia un orden que aún es incierto
El mundo se ha vuelto mucho más incierto. Lo único claro en el actual escenario es que ya nada es como antes. Se reeditaron los tiempos de guerra que pocos imaginaron (Rusia-Ucrania, que también involucra a la OTAN y amenaza a países de Europa, el agravamiento del conflicto en Medio Oriente y otras tensiones en distintas partes del planeta), los conflictos comerciales han traído de regreso el proteccionismo económico, sobre todo por los aranceles impulsados por Estados Unidos que rivaliza con China.
A esto se suma que el derecho internacional y la democracia se han vuelto más frágiles ante la “ley del más fuerte”, los populismos y las posiciones radicales. Por otro lado, el fenómeno de la migración es motivo de preocupación y de polémica en distintas partes del planeta, incluido Chile. En paralelo, la revolución tecnológica sigue sorprendiendo a diario, impulsada por la inteligencia artificial y la robótica. Por todo aquello, cobra más vigencia que nunca la premisa que es necesario “aprender a surfear la ola”, es decir, adaptase a esta nueva realidad e identificar oportunidades incluso en medio de la crisis.
De todo aquello se explayaron los expertos en temas internacionales, los profesores Gilberto Aranda del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile y Guillermo Holzmann de la Universidad de Valparaíso y otras instituciones, en el marco del conversatorio “Análisis del nuevo (des) orden mundial”, que se realizó el martes 30 de septiembre en el teatro del Campus Santiago. La actividad fue organizada por el área de Extensión junto con la Escuela de Ingeniería en Negocios Internacionales cuya jefa de carrera, Daniella De Luca, estuvo a cargo de moderar el diálogo. Al evento asistió el director del Campus Santiago, Jaime Vera, docentes y estudiantes, principalmente de la carrera coorganizadora.
A juicio del profesor Aranda, el mundo experimenta “una transición en cámara lenta, donde coexisten diversos órdenes: algunos más bien multipolares y otros con rasgos de bipolaridad, otros sin hegemonía, luchas del más fuerte. Es decir, al no arribar todavía a un sistema más nítido, lo que cunde en ese contexto es la confusión, la incertidumbre con rasgos de desorden”.
Puso foco en que el sistema internacional ha visto crecer fuertemente a China, mientras Estados Unidos se ha convertido en una “potencia revisionista” del orden mundial que este mismo país contribuyó a crear con instituciones como las Naciones Unidas y los tratados de libre comercio, los cuales se han puesto en duda con aranceles de una envergadura que “no teníamos desde 1930”, enfatizó el coautor de libros como “Conflictos de identidades y política internacional".
Holzmann, por su parte, explicó que se observa hace por lo menos diez años -con el primer gobierno de Trump- un proceso de “disrupción” de un sistema internacional y un multilateralismo debilitado, que no tiene la eficiencia para intervenir en los temas que le son propios ni tienen la capacidad para poder evitar conflictos o que un país ataque a otro.
En este tablero, las principales piezas que están jugando son Estados Unidos, Rusia, China e India, “no sabemos si la Unión Europea podría acompañar a esas cuatro potencias. Y eso significa que el orden internacional hoy está asociado a quién es más fuerte”,dijo.
“Estamos frente a un punto de inflexión entre lo que era la sociedad que conocíamos en lo político, económico, tecnológico y social. Hay un cambio profundo en la forma de producir bienes y servicios que está muy marcado por la tecnología, pero también por la turbulencia de cómo se produce este cambio en el juego de poder. El poder está redistribuyéndose a nivel global y los países como Chile, que no sepan observar bien todo ello, van a perder oportunidades”, comentó Holzmann.
El académico del Magíster en Gobierno y Gestión Pública de la UV planteó, además, que se trata de “un proceso que es que es complejo y que requiere necesariamente una visión bastante amplia e interdisciplinaria y que, efectivamente, permita saber navegar en estas aguas. Hoy día quienes llevan los buques son las potencias y los botes menores como Chile necesitamos no alejarnos mucho de los buques grandes”.
En cuanto a las oportunidades, los analistas compartieron en que el comercio internacional y las alianzas seguirán siendo importante con las distintas potencias como China y Estados Unidos, pero que se deben hacer esfuerzos por avanzar en India y en Sudamérica, en especial con Brasil dado su peso específico en la región.
¿Tercera guerra mundial?
Consultados luego del evento si, debido a los distintos conflictos bélicos que se están observando en el globo se podría hablar que, en la práctica, ya se inició una tercera guerra mundial, ambos expertos coincidieron en que aún es prematuro afirmar aquello.
“Me parece que nos falta para eso (una tercera guerra mundial). Tenemos una aceleración en los procesos de transformación tanto en la distribución de poder como en el surgimiento de nuevos conflictos. Hoy día estos conflictos ya no son solamente de tipo netamente militar, sino que son híbridos: el uso de drones, tecnología, cómo dejar ciegos, sordos y mudos al oponente cortando todas sus comunicaciones y su energía, etc. Todavía no entramos a una tercera guerra mundial, ya que eso implicaría la muerte de millones de personas no solo por bombas nucleares, sino también por ataques biológicos”, sostuvo Holzmann.
Indicó, asimismo, que el propio Presidente Donald Trump, en su discurso en las Nacional Unidas, puso el tema sobre la mesa en términos “de no solo controlar el armamento nuclear, sino también controlar otro tipo de armamentos que pueden matar en términos masivos a mucha a la población de la Tierra”.
“Creo que hay que evitar que lleguemos a una tercera guerra mundial. Y eso significa cuidar la humanidad, lo cual implica tener la capacidad de dialogar, negociar y también imponer, porque las potencias no logran avanzar sin todos los países que los proveen de los recursos que estas necesitan. Entonces hay un proceso que obliga a mirar la realidad de una forma distinta”.
Para el profesor Gilberto Aranda “no hay ni una nueva guerra fría ni tercera guerra mundial. Es cierto que en algunos ámbitos hay una bipolaridad comercial económica, donde hay una competencia estrecha, pero se requiere mucho más multidimensionalidad para una colisión completa de valores y prácticas como la guerra fría”.
Respecto a si ya se inició una tercera guerra mundial, añadió, “lo que haría falta para aquello sería un involucramiento en primera línea de las potencias dominantes y desafiadoras, cosa que no ocurre. Se están haciendo más bien guerras proxy, donde están comprometidas detrás tras bambalinas, pero no hay un enfrentamiento directo. Si ocurriera eso estaríamos ante un cambio abrupto sistémico, en lo que se llama guerra global. Yo no descarto que pudiéramos llegar a aquello, pero aún no ha sucedido y esperemos que no ocurra”.